Cuatro clases de amor

Hay cuatro palabras griegas para amor que es importante que los cristianos comprendan. Son agape, fileo, storge, y eros. Tres de ellas aparecen en la Biblia. [1] Si vamos a comprender la Biblia y el mundo bíblico, es importante que comprendamos lo que significan estas palabras y cómo difieren.

La palabra griega para amor sexual o amor apasionado es eros, de la cual obtenemos palabras tales como “erótico.” Cuando eros era utilizado como nombre propio, se refería al dios griego del amor. La palabra griega eros no aparece en el texto bíblico, así que no le dedicaremos tiempo en este artículo, pero ha tenido tal impacto en el idioma español y en nuestro punto de vista del amor sexual, que es importante mencionarla.

La palabra griega que se refiere al amor de Dios, una de las clases de amor que debemos tener hacia las personas, es agape. Agape es la naturaleza misma de Dios, porque Dios es amor (1 Juan 4:7- 12, 16b). La gran clave para comprender agape es darse cuenta de que puede ser reconocido a partir de la acción que inspira. De hecho, hablamos a veces del “modelo de acción” del amor agape. La gente de hoy está acostumbrada a pensar del amor como un sentimiento, pero ése no es necesariamente el caso con el amor agape. Agape es amor a causa de lo que hace, no debido a cómo se siente.

Dios de tal manera “amó” (agape) que dio a Su Hijo. No se sintió bien Dios al hacer eso, pero fue lo que por amor debía hacerse. Cristo de tal manera amó (agape) que dio su vida. Él no quería morir, pero él amó, así que hizo lo que Dios requirió. Una madre que ama a su bebé enfermo permanecerá despierta toda la noche cuidándolo, lo cual no es algo que ella desea hacer, pero es un acto verdadero de amor agape.

El punto es que el amor agape no es simplemente un impulso generado por sensaciones. Más bien, el amor agape es un ejercicio de la voluntad, una decisión deliberada. Esta es la razón por la cual Dios puede ordenar que amemos a nuestros enemigos (Mateo 5:44; Ex. 23:1-5). Él no nos ordena que “tengamos buenos sentimientos” para con nuestros enemigos, sino a tener una actitud amorosa hacia ellos. El amor agape se relaciona con la obediencia y el compromiso, y no necesariamente con el sentimiento y la emoción. “Amar” a alguien es obedecer a Dios en favor de otra persona, buscando para él o ella, la bendición y beneficio a largo plazo.

La manera de saber que amamos (agape) a Dios es que obedezcamos Sus mandamientos. Jesús dijo: “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece”. (Juan 14:21) Hay cristianos que dicen que aman a Dios, pero su forma de vida es contraria a la voluntad de Dios. Estas personas confunden sus sentimientos de afecto por Dios y creen que ese es el verdadero amor agape. Jesús hizo la siguiente aclaración: “El que no me ama, no obedece mis palabras” (Juan 14:24 a).

El amor es el carácter distintivo de la vida cristiana en lo referente a otros cristianos y a toda la humanidad. Lo que “por amor” debe hacerse, puede no ser siempre fácil, y el amor verdadero no es “sentimentalismo exagerado”. El amor genuino a menudo conlleva un costo. Por ejemplo, castigar a los criminales para mantener a la sociedad segura, es amar, pero no fácil o agradable. Y pedir que alguien deje tu reunión bíblica porque persiste en pecar flagrantemente, es amor, pero nunca fácil (1Corintios 5:1-5). Esto no quiere decir que el amor agape no tenga sentimientos asociados, y la situación ideal ocurre cuando lo que debe hacerse por amor, también es lo que deseamos hacer. Los cristianos deben ser conocidos por su amor los unos a los otros (Juan 13:35).

La tercera palabra para “amor” que necesitamos examinar es fileo, que significa “tener un interés especial en alguien o algo, con frecuencia enfocado en una asociación cercana; tener afecto por, gustar, considerar a alguien un amigo.” [2] Sería probablemente provechoso si fileo nunca fuera traducido “amor” en el Nuevo Testamento, porque se refiere a un fuerte agrado o a una fuerte amistad. Por supuesto, vemos cómo a fileo se lo traduce “amor”, porque en la cultura moderna decimos que “amamos” cosas que nos agradan mucho: “yo amo el helado”, “yo amo mi automóvil”, “yo amo la manera en que tu cabello se ve”, etc. La palabra fileo implica una conexión emocional fuerte, y por lo tanto se utiliza para “amor” o amistad profunda, entre amigos. Usted puede agape a sus enemigos, pero usted no los puede fileo.

La diferencia entre agape y fileo queda muy clara en Juan 21:15ss, pero desafortunadamente se obscurece en muchas traducciones. Después de ser levantado de los muertos, Jesús se encontró con Pedro. Aquí está la versión corta de lo que se dijeron el uno al otro.

Jesús: Simón…¿tú me amas (agape) más que a éstos? [¿peces?].
Pedro: Sí, Señor; tú sabes que te amo (fileo).
Jesús: Simón…¿me …amas (agape)?
Pedro: Sí, Señor, tú sabes que te amo (fileo).
Jesús: Simón…¿tú me amas (fileo)?
Pedro: [afligido] Señor…tú sabes que te amo (fileo).

¿Por qué hay una diferencia en las palabras que se utilizan para “amor” en esta conversación? ¿Por qué Jesús utilizó agape y Pedro utilizo fileo? Jesús le preguntaba a Pedro si él lo amaba con el amor de Dios, un amor que puede requerir sacrificio. Después de todo, Jesús acababa de pasar por una horrenda tortura por la salvación de Pedro (y la nuestra), algo que él no deseaba hacer pero que hizo de todos modos debido a su amor agape. En cambio, Pedro evitó una posible tortura negando a Jesús.

Jesús dos veces le preguntó a Pedro “¿tú me agape?” (Es decir ¿estás deseoso de hacer por mí aquellas cosas que tú no deseas hacer?). Pedro, por otra parte, todavía se sentía atormentado por haber negado a Jesús, y tenía esperanzas de que su amistad siguiera intacta. ¿Le recriminó Jesús a Pedro que lo hubiera negado? ¿Lo seguiría tratando como a un socio y compañero cercano? Pedro no estaba seguro dónde estaba parado en su relación con Jesús, así que intentaba hacerle saber a Jesús que en él seguía teniendo a un amigo verdadero, y que tenía amor fileo por Jesús.

La tercera vez que Jesús le habló a Pedro, descendió al nivel de Pedro y le preguntó si Pedro era, de hecho, un amigo verdadero (fileo), lo cual afligió a Pedro. Sin embargo, era importante porque Jesús sabía lo que Pedro no sabia: que Jesús ascendería al cielo, y Pedro y los otros quedarían para realizar su trabajo en la Tierra, lo cual requeriría que todos ellos fueran sus buenos amigos e hicieran su voluntad aun cuando significase adversidad.

La cuarta palabra griega que necesitamos comprender es storge, que es el amor y el afecto que ocurre naturalmente entre padres e hijos, que puede existir entre hermanos, y que existe entre maridos y esposas en un buen matrimonio. Ocurre en Romanos 12:10 en la palabra filostorgos, que es una palabra compuesta por filos (la forma sustantiva de fileo) y storge. Romanos 12:10 es un versículo muy importante, que nos guía a ser muy cariñosos y amables unos con otros.

Romanos 12:10 (traducción expandida del autor)
En cuanto a su amor fraternal, que haya entre ustedes una profunda amistad y afecto familiar.

Si hemos de tener una vida cristiana maravillosa, obediente a la voz de Dios, y a tener una enriquecedora comunión con otros cristianos, necesitaremos ejercitar todas estas tres clases de amor. Necesitamos amor agape porque algunas de las cosas que Dios requiere de nosotros no son ni divertidas ni fáciles, pero necesitan ser hechas. Necesitamos tener amor fileo porque necesitamos amigos verdaderos que se mantengan a nuestro lado, gente que esté conectada emocionalmente con nosotros y con quien podamos compartir nuestros pensamientos y sensaciones más íntimas. Finalmente, los cristianos necesitamos brindarnos amor storge unos a otros, un afecto familiar profundo que nos conforte y nos ayude a sentirnos conectados a toda nuestra familia espiritual.

Notas

1. Esto es un cambio con respecto a nuestras enseñanzas del pasado. Hemos enseñado que sólo agape y fileo aparecen en la Biblia, pero storge sí aparece en una forma compuesta en Romanos 12:10.

2. Arndt, William and F. Gingrich. A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (Lexicon griego-inglés del Nuevo Testamento y otra temprana literatura cristiana).

Fuente: http://bit.ly/lYrLQT

Las Cinco Maneras de Amar

INTRODUCCION

La palabra amor ha sido motivo de confusión en nuestros días debido a la gran diversidad de significados que se le han atribuido. La confusión aumenta cuando leemos libros que tratan sobre el amor. Un autor habla de él, y descubrimos que se refiere a la atracción sexual. Otro se refiere a un ideal abstracto; otro, al romance y aún otro escribe sobre las intensas lealtades familiares. El quinto describe una amistad indestructible en términos dramáticos. Evidentemente, cada autor tiene en mente cierta relación. Sin embargo, todos usan la misma palabra “amor” para definirla.

Lo bueno es que podemos acudir al preciso lenguaje griego del Nuevo Testamento que tiene los matices más ricos para ofrecer las más finas distinciones de significado. Usaremos cinco palabras para distinguir y describir los varios aspectos del amor dentro del matrimonio.

Estas cinco palabras griegas y su significado no son parte de un ejercicio de lenguaje, sino una explicación práctica de lo que debe ser la vida de amor en el matrimonio, cuando el amor halla su plena expresión en la relación.
Y es importante entender que uno no puede escoger alguna de estas clases de amor para usar sólo esa. No se vale elegir una o dos o tres y descartar las otras. Cada una de ellas se basa en las otras. Cada una tiene un lugar especial y significativo, y aunque son diferentes, están totalmente interrelacionadas de tal modo que lo físico, emocional y espiritual son procesos que se traslapan uno a otro y se refuerzan mutuamente en el arte de amar. El amor verdadero en el matrimonio se compone de todos los elementos juntos, sin faltar uno solo.

LA PRIMERA FACETA (EPITHUMIA)

La primera faceta del amor es sugerida por una palabra griega que en la Biblia nunca se utiliza con el sentido del amor. Sin embargo, describe un aspecto muy importante de la relación amorosa entre el esposo y su esposa. La palabra es epithumia, de donde proviene el vocablo epítome. Es un deseo fuerte de algún tipo, algunas veces bueno, otra vez malo. Significa poner el corazón en; anhelar, legítimamente o de otra manera. Cuando se usa en la Biblia en sentido negativo se traduce como "codicia"; en un sentido positivo se traduce "deseo". Este último significado es al que nos referimos. En el matrimonio, el esposo y la esposa deben sentir un fuerte deseo físico el uno por el otro, que se exprese en el deleite de hacerse el amor.

El aspecto sexual no es el más importante de la relación matrimonial, pero es un indicador definido de la riqueza de su matrimonio. Si hay tensión en otros aspectos, generalmente se manifestará en la vida sexual. Por otro lado, si ustedes no tienen cercanía sexual, como resultado pudiera afectarse su relación total. Algunas veces, las respuestas sexuales son apagadas porque hay presiones y problemas. Esto es normal, y suele remediarse en todos los casos. Aún mientras ustedes estén tratando de resolver problemas en otras áreas de su relación, los dos pueden aprender la comunicación física y experimentar el placer mutuo en su vida sexual, de tal forma que la restauración y la edificación del deseo sexual lleguen a ser una parte importante de toda la experiencia de enamorarse del cónyuge. En los matrimonios felices, las parejas descubren que pueden mejorar su relación sexual a través de un mejor conocimiento, una comprensión más profunda y una elevada sensibilidad el uno para el otro. En un matrimonio nunca debe pasarse por alto la faceta del amor que se llama deseo físico.

LA SEGUNDA FACETA (EROS)

El siguiente aspecto viene de una palabra griega muy conocida que no aparece en el Nuevo Testamento, aunque su significado sí se usa en el hebreo del Antiguo Testamento. Se trata de eros, el amor que, más que cualquier otra noción, comunica la del romance. Tendemos a pensar que se refiere solamente a lo carnal, por nuestra palabra "erótico", pero eso no es cierto. Eros no se refiere siempre a lo sensual, sino incluye la idea de anhelar unirse con el ser amado y el deseo de poseerlo. El amor erótico es romántico, apasionado y sentimental. A menudo, es le punto de inicio del matrimonio, y es la clase de amor de los enamorados, del cual se escriben canciones y al cual se dedican poemas. Se llama arrobamiento… placer exquisito… fuerte, dulce y aterrador, por el hecho de que es absolutamente absorbente.

Sin embargo, el amor erótico tiene un problema: necesita ayuda porque es un amor que cambia y no puede durar por sí mismo toda la vida. El amor erótico quiere prometer que la relación durará para siempre, pero no puede mantener tal promesa por sí solo.

En este punto necesitamos hacer la distinción entre el arrobamiento temporal, necio y el verdadero amor romántico que se halla en el matrimonio diseñado por Dios. El enamoramiento loco es una respuesta emocional y carnal a impresiones falsas o simples evaluaciones exageradas del otro ser. En contraste, el genuino enamoramiento es una respuesta espiritual, mental, emocional y física al carácter real y ser total de otra persona que encarna atributos largamente buscados y admirados.

El amor erótico, cuando se disfruta dentro en el contexto duradero del matrimonio cristiano, ofrece maravillosas emociones y recompensas personales que son un don y una creación del mismo Dios. Esta clase de amor es completamente emocional, y no puede convocarse a placer, sino que aparece como respuesta segura cuando se activan todas las otras clases de amor dentro del matrimonio. Ustedes disfrutarán del amor erótico en una forma rica, madura y particularmente regocijante cuando hayan dominado el arte de amar. Más que cualquier otra clase de amor, el erótico transforma una existencia mundanal en blanco y negro en una gloriosa vida a todo color. Es una parte deleitosa de la vida de amor, diseñada para el matrimonio.

LA TERCERA FACETA (STORGE)

Esta está caracterizada por la palabra griega storge, y puede describirse como una relación de afecto natural tan cómoda como un par de zapatos viejos, y un sentido de pertenecerse el uno al otro. Este amor, al cual se hace referencia varias veces en el Nuevo Testamento, es el que comparten los padres con los hijos, los hermanos en la familia. Es una clase de amor que siempre está allí y uno no tiene que merecerlo. Este tipo de amor en el matrimonio satisface la necesidad que todos tenemos de pertenecer, de ser parte de un círculo estrecho donde las personas se cuidan y son leales unas a otras. Cuando el mundo parece un lugar frío y duro, esta clase de amor ofrece refugio emocional. Es como una casa acogedora donde la lluvia no entra. Ofrece una atmósfera de seguridad en la que las otras clases de amor matrimonial pueden morar con confianza y florecer.

LA CUARTA FACETA (PHILEO)

La cuarta clase de amor se expresa mediante el verbo griego phileo, que aparece a menudo en el Nuevo Testamento. Usaremos el adjetivo conocido por nosotros-filial-para denominar a este tipo de amor. El amor filial aprecia y tiene tierno afecto por el ser amado, pero siempre espera una respuesta. Es un amor de relación, camaradería, participación, comunicación, amistad. Mientras que el amor erótico hace amantes, el amor filial hace amigos íntimos que disfrutan de la cercanía y del compañerismo. Comparten mutuamente los pensamientos, los sentimientos, las actitudes, los planes y los sueños; las cosas más íntimas que no compartirían con ninguna otra persona. También comparten el tiempo y los intereses. Obviamente, se necesitan dos personas para el plano disfrute del amor filial, puesto que es necesaria una respuesta de parte del otro para que continúe habiéndolo. Una vida matrimonial sin amor filial sería insatisfactoria, aunque en la cama de los cónyuges haya abundante pasión. Un matrimonio en el que haya amor filial está seguro de ser interesante y de recibir recompensa. Se trata de ser los mejores amigos el uno del otro.

LA QUINTA FACETA (ÁGAPE)

Al considerar las cinco clases de amor, nos hemos ido trasladando del plano físico al espiritual. Lo mejor es al final: el amor desinteresado, que en griego se expresa con la palabra ágape. Es el amor totalmente abnegado que tiene la capacidad de dar y mantenerse dando sin esperar que se le devuelva algo. El amor desinteresado (ágape) valora y sirve, en contraste con el filial, que aprecia y disfruta. El Nuevo Testamento habla frecuentemente del amor desinteresado, porque ese amor es el que impulsó a Cristo a venir a la tierra a hacerse hombre por nosotros. Dios ama a toda la humanidad con ese amor desinteresado.

(Una definición que da uno de nuestros amigos del amor ágape: es el amor "a pesar de" y "por encima de" lo que sea)

El amor ágape es de particular significado para los que están tratando de salvar su matrimonio y restaurar el amor que se perdió. De todas las clases de amor, el amor desinteresado es el que ustedes pueden introducir en su relación matrimonial inmediatamente, pues se ejerce por decisión de la voluntad y no depende de los sentimientos. Es un amor de acción, no de emoción. Se concentra en lo que uno dice y hace, no en lo que siente. (Uno toma una decisión de calidad de amar al otro, y lo hace a pesar de y por encima de)

El amor desinteresado es un amor inteligente y hábil que siempre se preocupa por hacer lo mejor a favor del ser amado.

¡Una unión matrimonial en la que haya este tipo de amor es capaz de sobrevivir cualquier cosa! Es la clase de amor que mantiene en marcha al matrimonio cuando las clases naturales de amor (las primeras cuatro) fallan y mueren. Porque es bien cierto que aun el amor natural más fuerte, cuando no hay respuesta, con el tiempo muere.

Pero el amor desinteresado es diferente. Esta es una de las verdades más conmovedoras de toda la Biblia. Este amor está conectado con una fuente eterna de poder, y puede continuar cuando toda otra clase de amor haya fracasado. ¡Y no sólo eso! Ama sin importarle nada. No importa cuán indigna de amor sea la otra persona, el amor ágape puede continuar fluyendo. Este amor es incondicional, así como lo es el amor de Dios para nosotros. Es una actitud mental basada en la decisión intencional de la voluntad. Así que, ustedes pueden decidir ahora mismo comenzar a amar a su cónyuge con este tipo de amor, sin importar a cuánta indiferencia y a cuánto rechazo tengan que enfrentarse.

Este amor preserva un matrimonio que de otra manera se desintegraría. Es el amor más rico y bello que pueda haber, pues es inagotable.

LA AVENTURA DEL AMOR

La Biblia les ofrece la más grande aventura amorosa que ustedes pudieran imaginar-con su cónyuge.

El libro de Génesis nos enseña que la mujer fue creada para que el hombre no estuviera solo, como su compañera de toda la vida y como su ser amado. Se le dieron instrucciones al hombre para que dejara todo lo demás, se uniera inseparablemente a su esposa, y la conociera íntimamente a través de toda su vida. Este proceso estaba diseñado para establecer un amor poderoso entre el esposo y su esposa. Otros pasajes del Antiguo Testamento nos dan vislumbres del amor romántico y sexual en las vidas de los patriarcas. Luego, cuando llegamos a la literatura bíblica de la sabiduría, se nos presenta a plena vista la relación intensamente personal y privada entre el esposo y su esposa, con su deleite romántico y sexual.

Salmos 45 se intitula Cántico de las bodas del rey y los detalles de una aventura amorosa entre un rey y su amada se describen exquisitamente en el libro de Cantares, como un modelo para que los sigan los amantes a la usanza de Dios.

Pero el mandamiento de comprometernos en una aventura amorosa que dure por toda la vida con nuestro cónyuge aparece en el libro de Proverbios, libro que discute de manera práctica y directa los problemas de la vida diaria, y que da consejos procedentes de la propia sabiduría del Creador. Los proverbios de este libro siempre muestran una relación de causa a efecto: si uno hace esto, en conformidad con la sabiduría divina, le ocurrirá lo bueno. Pero si obra en contra de la voluntad de Dios y de lo razonable, le ocurrirá inevitablemente lo desagradable.

El tema de Proverbios 5 pudiera resumirse de la siguiente manera: Permanece alejado de la mujer adúltera y siempre enamorado locamente de tu esposa. El siguiente es el corazón del mensaje con su claro mandamiento: "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre" (Pr 5:18-19). Antes ya se le ha advertido al hombre que evada a la mujer adúltera, pues ella lo destruirá sexualmente (v. 9-11), espiritualmente (v. 12-13) y socialmente (v. 14). El mismo principio se aplica a la esposa, pues recibirá el mismo daño de su propio adulterio.

Pero luego aparece la recompensa de la fidelidad conyugal, ¡y es rica! A la esposa se le describe, tanto en Proverbios como en Cantares, como una cisterna, un pozo, un manantial que brota, como una fuente sellada para su esposo, cuyas aguas satisfacen a plenitud. Aún esta puede ser una descripción que se queda corta. El verbo hebreo que se tradujo "recréate", en el original significa dar vueltas y tambalearse como si estuviera intoxicado, estar arrobado y alborozado, extasiado. También se usa la expresión: "Sus caricias te satisfagan". Estar satisfecho es calmar completamente la sed, hartarse, saciarse y saturarse abundantemente con aquello que complace.

Es claro que esto se refiere al amor físico, a la luz de los términos que usaron los escritores hebreos en el lenguaje del original, pues estas son algunas de las declaraciones más gráficas que se hallan en la Biblia. Notemos que se refiere a "la mujer de tu juventud", lo cual indica la calidad durable de la aventura amorosa, y que aquello de alegrarse juntos era algo que estaba planeado como parte integral del matrimonio desde el principio hasta el fin.

Pero esto se refiere a algo más que una aventura de amor físico. En el consejo: "Y en su amor recréate siempre", la palabra "amor" es traducción del término hebreo ahavah, que incluye el elemento del amor emocional en respuesta a la atracción, aunque éste no está limitado a la emoción. Ahavah es realmente la palabra hebrea que corresponde al término griego ágape del Nuevo Testamento, el amor del espíritu y de la voluntad, que se dedica a hacer lo mejor para el amado en todo tiempo. Así vemos, mediante este pasaje bíblico, que en el matrimonio tenemos que expresar el amor desinteresado con sus atributos espirituales por medio de los canales emocionales y físicos de nuestro ser para satisfacer plenamente a nuestro cónyuge. Esto no representa ningún sacrificio, pues al hacerlo, nosotros también quedaremos satisfechos.

Aquí tenemos la aventura amorosa establecida por Dios para todo matrimonio: un intercambio absorbente de mente, cuerpo, espíritu y emociones. Ciertamente, ¡hay razones que impulsan a obedecer la Biblia en este aspecto del matrimonio! Seguimos siendo libres para resistir el amor y rechazar el gozo, y nada puede impedirnos este curso de acción si así lo decidimos. Pero también tenemos la libertad de amar, y si lo hacemos conforme a los métodos bíblicos, experimentaremos las bendiciones de estar esencial y habitualmente enamorados.

OTRAS RECOMPENSAS

Fuera de la bendición personal, Dios diseñó al matrimonio para que sirviera de descripción de la relación maravillosa y eterna que existe entre Jesucristo y su esposa, la iglesia.

Es un hecho emocionante que cuando ustedes entran en el matrimonio diseñado por Dios-y el amor de uno para el otro refleja el amor de Cristo como un espejo para que todos se miren--, también están entrando en un ministerio personal que servirá de testimonio para otros, y que fortalecerá todo lo que hagan en el nombre del Señor, y los capacitará para servir a Cristo de una manera especial. Casi no hay suficientes consejeros bíblicos disponibles para auxiliar a las personas que necesitan ayuda con su relación matrimonial hoy; sin embargo, una pareja que haya aprendido a amarse de acuerdo con las maneras que hemos descrito puede ayudar con gran efectividad a otra pareja que tenga dificultades.
Cuando ustedes traten de desarrollar la clase de vida de amor que la Biblia enseña, recuerden que eso no es sólo para placer personal, sino que también llegará a ser un ministerio en el momento en que usted y su cónyuge se hagan sensibles a las necesidades de otras parejas que necesiten de amigos que les modelen ese aspecto.

El ministerio más recompensador de todos puede ser el ejemplo que ustedes ofrecen a sus hijos. Tengan presente que los están enseñando constantemente con el ejemplo. Ellos aprenderán lo relativo al amor y el matrimonio (bueno y malo) observando la relación del padre con la madre en el hogar a través del tiempo.

Los niños tienen el derecho de que sus padres se amen el uno al otro. Los padres son la única seguridad de los hijos. Son la roca o la arena movediza que tienen los hijos debajo de los pies mientras dan los primeros pasos a la vida adulta.
Al mostrarse usted y su cónyuge amor real el uno al otro y hacia los hijos, y al demostrarles a ellos que el modelo bíblico del matrimonio funciona en la forma que Dios lo diseñó, les estarán pasando el don del amor para que enriquezca el matrimonio y ministerio de sus hijos en los años venideros.

A la luz de los conceptos bíblicos que hemos estudiado, saben ahora que es la voluntad indiscutible de Dios que usted y su cónyuge se amen en uno al otro con una atracción absorbente espiritual, emocional y física que continúe creciendo a través de toda la vida. Dios obrará con ustedes y en ustedes cuando comiencen a seguir el consejo específico sobre enamorarse y permanecer enamorados el uno del otro.

Bibliografía:

Adaptado del libro "El amor que no se apaga" del Dr. Ed Wheat, Editorial Betania, p. 53-61

Fuente: http://bit.ly/kLHP6P

Las declaraciones “Yo Soy” en el Evangelio de Juan

Juan 4:25-26 Le dijo la mujer: “Sé que viene el Mesías, que es llamado el Cristo”. Cuando él venga, nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo.

Juan 6:35,41,48,51 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás… Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo… Yo soy el pan de vida… Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

Juan 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Juan 9:5  Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

Juan 8:23, 24, 28, 58 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo… Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis… Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo… Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy…

Juan 6:20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.

Juan 13:19 Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.

Juan 10:7-9 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

Juan 10:11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

Juan 10:14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

Juan 10:30 Yo y el Padre uno somos.

Juan 17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 13:13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.

Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Juan 15:1,5 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Juan 18:5-8 Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;

Juan 18:37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

Fuente: http://bit.ly/jHGUk4

La Idea de “Creer” en el Evangelio de Juan

Juan 1:7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Juan 1:50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás

Juan 2:11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Juan 2:22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.

Juan 2:23 Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.

Juan 2:24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,

Juan 3:12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

Juan 3:15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Juan 3:36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Juan 4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

Juan 4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,

Juan 4:42  y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

Juan 4:48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis

Juan 4:50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

Juan 4:53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

Juan 5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Juan 5:38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.

Juan 5:44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?

Juan 5:46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

Juan 5:47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

Juan 6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Juan 6:30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?

Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.

Juan 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Juan 6:47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Juan 6:64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.

Juan 6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente

Juan 7:5 Porque ni aun sus hermanos creían en él

Juan 7:31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?

Juan 7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Juan 7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Juan 7:48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?

Juan 8:24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

Juan 8:30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.

Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

Juan 8:45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.

Juan 8:46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?

Juan 9:18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,

Juan 9:35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?

Juan 9:36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?

Juan 10:25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

Juan 10:26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

Juan 10:37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

Juan 10:38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

Juan 10:42 Y muchos creyeron en él allí.

Juan 11:15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.

Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 11:26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Juan 11:27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

Juan 11:40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

Juan 11:42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

Juan11:45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.

Juan 11:48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.

Juan 12:11 porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.

Juan 12:36 Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.

Juan 12:37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

Juan 12:38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

Juan 12:39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías.

Juan 12:42 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.

Juan 12:44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

Juan 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Juan 13:19 Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.

Juan 14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

Juan 14:10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Juan 14:11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

Juan 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

Juan 14:29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.

Juan 16:9 De pecado, por cuanto no creen en mí;

Juan 16:27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

Juan 16:30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.

Juan 16:31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?

Juan 17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

Juan 17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Juan 19:35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.

Juan 20:8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

Juan 20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Juan 20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Juan 20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Juan 20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Fuente: http://bit.ly/jHGUk4

Estudio del Salmo 23

Esto es para abrir tus ojos, probablemente nunca pensaste o miraste este salmo de esta manera, aunque lo repitas con bastante frecuencia.

El Señor es mi pastor: esto es una Amistad

Nada me faltará: esto es Sustento

En lugares de delicados pastos me hará descansar: esto es Descanso

Junto a aguas de reposo me pastoreará: esto es Restauración

Confortará mi alma: esto es Sanación

Me guiará por sendas de justicia: esto es Dirección

Por amor de su nombre: esto es Propósito

Aunque ande en valle de sombra de muerte: esto es Prueba

No temeré mal alguno: esto es Protección

Porque tú estarás conmigo: esto es Fe

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento: esto es Disciplina

Aderezas mesa delante de mis angustiadores: esto es Esperanza

Ungiste mi cabeza con aceite: esto es Consagración

Mi copa está rebosando: esto es Abundancia

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de
mi vida: esto es Bendición

Y en la casa de Jehová morare: esto es Seguridad

Por largos días: esto es Eternidad.

Por : José Ariel Rodríguez Orozco

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador