2. LA FE COMO DON

1 Corintios 12:7-11

Muchas personas dicen que para lograr algo en la vida debes de tener fe, por lo general dicen: “ten fe en ti mismo”. El uso de la fe en este comentario es sinónimo de confianza; debes tener confianza en ti mismo, en tu coach, en tus padres, en la vida, entre otros.

Las personas que no conocen a Dios, consideran que el origen de la fe está en nosotros mismos. Efectivamente, cada uno de nosotros tiene un alto grado de confianza en lo que hacemos, decimos o pensamos. Cuando tenemos una autoestima adecuada y equilibrada, tenemos un alto grado de confianza en sí mismo.

Sin embargo, no vamos a hablar de la fe en ti mismo, aunque es importante tener confianza en sí mismo, no puedes depender del todo en esto, porque como ser humano eres imperfecto, y estás expuesto a equivocarte. Por eso tienes que obtener una confianza que sea realmente segura, que no se equivoca, que es eterna, que no provenga de ti.

En esta serie de sermones “El Poder de la Fe”, buscamos que tengas claro que la verdadera fe no proviene de ti, sino de una fuente eterna, segura y eficaz. La fe que Dios te ha dado, es un don, es decir un regalo, un obsequio, una dote. Así que veamos, cómo es la fe considerada como don.

  1. La fe como don tiene su origen en Dios.

Estamos en el segundo sermón de la serie “El poder de la fe”. En esta serie Dios busca que te entrenes en la fe, que seas capaz de vivir conforme a ella, que logres tus sueños no por tus fuerzas, sino con el poder de la fe. Pero la fe no es algo que puedas comprar o puedas conseguir con esfuerzos; tampoco la fe es producto de tu vida religiosa o mejor aún, de tu vida devocional con Dios. Todo creyente que posee la fe, debes estar consciente de que no te pertenece, porque la fe, es algo externo, que llegó a tu vida, que proviene de Dios. La fe es un don de Dios. Pero una vez que la posees como don de Dios, es tu trabajo que esa fe se lleve a cabo, se ejercite.

Aún las personas de gran fe deben admitir que la fe es un don que proviene de Dios, y que además, es una experiencia común y corriente, es cuestión de voluntad. El creyente que posee la fe como don, tiene su origen en Dios, en la obra del Espíritu Santo. En este día estudiaremos la faceta de la obra del Espíritu de Dios en que la fe funciona como un «don», porque el Espíritu Santo ha decidido darla en una situación en que tú, algún otro cristiano o yo «aparece» como el instrumento que El ha elegido para ministrar ese «don». A este don se refiere 1 Corintios 12:9 « Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. ». Aclaremos algunos conceptos:

ü Fe, (pistis). Significa persuasión: creencia, convicción moral de una verdad religiosa o confianza en Dios. Acarrea la connotación de seguridad, credo, creencia, fe, fidelidad.

ü Don, (carisma). Significa un regalo (divino): liberación (de peligro o pasión), dote espiritual o facultad milagrosa, obsequio gratuito.

Si unimos estas dos palabras, «fe» y «don», y le agregamos la idea de que este carisma de fe viene por la obra del Espíritu Santo, tenemos algunas posibilidades extraordinarias.

  1. La fe como don funciona sin estímulo externo.

Recibes la fe como don, la fe que llevas a adentro, no viene de un factor externo; es sobrenatural, no natural. Además se basa en el conocimiento de Cristo, en vez de basarse en algún comentario proveniente de una autoridad terrenal o generada por la voluntad humana o el celo religioso.

De camino a Roma (cuarto viaje misionero de Pablo, Hechos 27.1—28.16). Estando en Jerusalén tras su tercer viaje misionero, Pablo se encontró en dificultades con los judíos que lo acusaron de profanar el templo (Hechos 21.26—34). Fue colocado bajo custodia romana en Cesarea durante dos años, pero después de apelar al César, se le envió por barco a Roma. Al zarpar de la Isla de Creta, el grupo de Pablo naufragó frente a Malta debido a una gran tormenta. Todos los tripulantes pensaron que se iban a morir ahogados. Pero Pablo se puso de pie y les dijo que no estuvieran tristes porque ninguno se iba a morir, que él tenía un mensaje del ángel del Señor.

Seguramente la gente no le creía, estaba más preocupada por su vida que el mensaje de Pablo. La gente que no tiene la fe en Jesús, siempre estará angustiada en los problemas, y muchas veces no están dispuestas a escuchar de Dios, dicen: “no me hables ahorita de Dios en estos momentos”. Pero la fe de Pablo fue contundente ante las circunstancias, lo único que dijo fue en Hechos 27:25 Por tanto, señores, anímense, porque tengo confianza en Dios y estoy seguro de que las cosas sucederán como el ángel me dijo.

La verdadera fe no es impulsada por los estímulos externos para que se cumpla las promesas de Dios. El estímulo externo en muchas ocasiones es adverso a los ideales de las personas. Se requiere una gran confianza en Dios en medio de la adversidad para estar seguro que las promesas de Dios se cumplen. Si Dios ya te ha dado una promesa, debes de creer totalmente que se cumplirá a pesar de que las circunstancias son llenas de peligro, adversidad o duda. La fe como don sobrepasa lo natural, los estímulos externos.

En el Antiguo Testamento existen varios ejemplos similares de fe sobrenatural que funciona sin el estímulo externo. Una de ellas es la historia de los doce espías enviados por Moisés a Canaán; debían informar de vuelta a Israel. Diez de los espías ofrecieron un informe negativo, humanamente real y militarmente práctico. Como contrapartida, dos de los espías dieron un informe positivo que parecía obviar los desafíos a los que se enfrentaban, Números 13:30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo que estaba ante Moisés, y dijo: –¡Pues vamos a conquistar esa tierra! ¡Nosotros podemos conquistarla!

Podremos, (yakol): Tener la habilidad, el poder, la capacidad para vencer o tener éxito. Este verbo se usa 200 veces en el Antiguo Testamento. Generalmente se traduce de varias formas, pero todas encierran ideas similares. Caleb utiliza la repetición intensiva de yakol , a fin de indicar su clara y firme convicción de que el pueblo poseía todos los recursos físicos y espirituales para lograr la victoria: «porque más podremos nosotros que ellos» Obviamente Caleb habla con una fe asombrosa. ¿De dónde viene esta? ¿Cómo puede Caleb hablar con tal confianza, cuando los otros hombres tienen una versión totalmente opuesta?

La respuesta está en Números 14:24 Pero a mi servidor Caleb lo haré entrar a esa tierra a la que ya entró, y se la daré a su posteridad, porque tuvo un espíritu distinto y me siguió sin vacilar. . ¿Qué clase de «espíritu» tiene Caleb? «Espíritu» se refiere al hombre interior de Caleb, no al Espíritu Santo; es decir, es una referencia que nos ayuda a ver cómo la fe como don funciona en nosotros.

A Caleb no le asustaron los gigantes que vio durante sus cuarenta días de espionaje. No lo asombraron las ciudades amuralladas o el tamaño enorme de la tierra. Al contrario, él «decidió ir en pos de [Dios]», ¡no vio sólo a los gigantes, también vio al Señor! Aunque vio las ciudades amuralladas, también vio al Señor. Caleb vio la enormidad de la tierra, pero también vio que el Señor es mayor aún. Aquellos que siguen al Señor, lo ven en medio de sus circunstancias. Conocen los desafíos; no juegan con la mente, pretendiendo negar la realidad de la situación que enfrentan, sino que ven al Señor por encima de los problemas.

  1. La fe como don fluye hacia quienes permiten al Espíritu Santo obrar en ellos.

La fe como don, la obra sobrenatural del Espíritu Santo, viene a los que son llenos del Espíritu. Como todos los otros dones, La confesión de Caleb muestra su carácter y voluntad por creer. Sin embargo, tal como con Pablo en el barco, cuando examinamos la situación no se puede ver una influencia externa que justifique la confesión de Caleb. Los gigantes, el tamaño de la tierra y las ciudades amuralladas sugieren que el informe de los otros espías es más acertado.

Pero el reporte de Caleb es diferente, no sólo por su carácter o por su decisión, sino por la influencia del Espíritu Santo de Dios. Es un don sobrenatural que dice: « ¡Somos capaces de vencer!» Es la obra del Espíritu Santo la que produce en nosotros el poder de la fe para vencer obstáculos, vencer adversidades, enfermedad, falta de dinero, problemas emocionales. No existe algo más grande que la obra del Espíritu Santo que nos influye para creer en la victoria sobre estas cosas.

Nuestra vida de fe será completa sólo si damos lugar a la acción del Espíritu Santo. Existirán momentos en que el Espíritu de Dios te dará la capacidad sobrenatural de creer. La fe como don fluirá desde tu interior, y frente a circunstancias difíciles sentirás que crece una confianza sólida. Aunque no exista nada en tu situación que concuerde con tu fe, oirás o sentirás en tu interior algo que dice: «Todo va a estar bien. Voy a salir adelante». ¿Por qué sientes esta confianza? Porque la presencia del Espíritu Santo te da el don de fe.

Pero también considera otros momentos cuando evalúa las circunstancias que vives a la luz de la cruda realidad y no sientes confianza. Sin embargo, oye la Palabra de Dios en tu corazón, susurrándote al alma. O tal vez una promesa que memorizaste mucho tiempo antes. En este momento, eres quien decide: Puedes ceder tu fe al análisis práctico de la circunstancia o puedes decidirte a creer las promesas llenas de poder como se encuentran en la Palabra de Dios. Este es el tipo de situación que todos vivimos cuando enfrentamos la decisión de fe. Así lo enseña el apóstol Pablo en Gálatas 5:5 En cambio, a nosotros, el Espíritu nos da la seguridad de que Dios va a aceptarnos, pues confiamos en Cristo.

Fuente: Pastor Alberto Arenas

1 comentario:

Aclaración

Este Blog no tiene fines de lucro, ni propósitos comerciales, el único interés es compartir los gustos y las preferencias de su autor, con personas afines. Julio Carreto. Predicador